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domingo, 11 de marzo de 2018

Toquillas


Hace unos días entregué a su destinataria la segunda toquilla que le hemos hecho. El hemos es porque una la he hecho yo y la otra mi madre. Una toquilla para que luzca bien guapa y abrigada el traje de cashera que le acababan de comprar en casa.

Como yo no tengo niña cercana (mis sobrinas ya son mayores) y yo no soy mucho de vestirme a la manera tradicional (solo de arrantzale en las fiestas del pueblo), nunca había hecho ninguna toquilla de este tipo. Pero bueno, no es más que un chal destinado a una ropa concreta. Así que busqué modelos, miré en Ravelry, ojeé lo que yo tenía guardado...y no daba con nada que me hiciera tilín. Había pedido una toquilla a una conocida para ver más o menos el tamaño y con su envío me vino la solución. 



Me dejó esta de la fotografía, que había hecho su suegra cuando su hija era más pequeña,y me encantó. Su suegra hacía mucho punto y muchas cosas para la nieta, eso lo sabía, y la toquilla estaba perfectamente tejida, en punto bobo con unas hojas y el borde en ganchillo. 


La cogí como ejemplo, me busqué unas hojas similares y para la forma utilicé el chal Multnomah, un clásico para principiantes con aspiraciones, que hice hace ya varios años. 


La lana la compré en una de las mercerías del pueblo. Tras dudar sobre el color, elegí un rosa palo de Valeria di Roma y aunque en la tienda me recomendaron hacerla de solo una hebra, la hice de dos.


Por una parte, para que quedase más gordita y abrigase más. Y por otra, porque el tiempo apremiaba, tenía que estar para la feria de Santo Tomás, el 21 de Diciembre y tenía poco tiempo por delante para hacerla y enviarla. Así que aguja gorda y doble hebra.

Mi gatillo tiene que ser prota sí o sí... qué tío...
La segunda toquilla se la hizo mi madre. Con una lana marrón, para cambiar de tono pero que siguiera combinando, buscamos un patrón facilito. Mi madre ha hecho siempre labores y era de las que sacaba un punto endiablado solo con verlo. Pero ya va teniendo sus años y no tiene ganas de romperse la cabeza, así que fuimos a lo fácil, que quedase una toquilla bonita pero sin complicaciones a la hora de hacerla. 



Así que optamos por un medio granny, el típico de puntos altos y huecos de los cojines de cocina de toda la vida. En concreto seguimos este, pero hay muchos en la red. Este es el resultado:


Y esta es nuestra historia con las toquillas para el traje de aldeana de Maitane.

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