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miércoles, 26 de septiembre de 2018

El capazo

Este verano han arrasado los capazos como complementos y yo tengo el mío desde hace un par de años. 


Uno, además, que se suma la moda del reciclaje: el capazo tenía más de 30 años. Era el que mi madre usaba cuando íbamos a la playa y llevaba en él la ensaladilla (¡cómo no nos habremos intoxicado, madre mía). 



Lo encontré rebuscando en un altillo del pueblo y me lo apropié rápidamente. Tenía un forro de plástico, que le quité y me sirvió para hacer el nuevo forro interior con una tela de piqué que compré en el mercadillo. Le puse un bolsillo aprovechando uno que tenía de un viejo neceser y rematé la tela con un doble piquillo combinando los colores del tejido.



Las asas del capazo estaban en bastante mal estado, pero alguien me sugirió que las hidratara con crema Nivea y ¡tachán, milagro! se recuperaron estupendamente.


Y como este es un proyecto hecho por mi y para mi, me vuelvo a asomar con esta entrada en el Mimi de Malas Costureras de hoy.


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