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miércoles, 24 de abril de 2019

Bolsas para zapatos

Estos días de Semana Santa hemos pasado unos días en Ayoó, como no, y volví a usar una costura práctica que hice hace ya un tiempo y que me viene muy bien en cada viaje: bolsas para zapatos. 



Me ha acordado de ellas no solo por lo bien que me vienen, si no porque quería apuntarme al Abril de Ecocosturas que coorganizan Cal Joan y 4500 millas. 

Estas prácticas bolsas de tela están hechas con los restos de mis primeros estores. Mi madre me hizo los nuevos y al quitar los viejos, hechos también por ella con una loneta cruda, me dio pena tirar tanta tela. Había trozos que ya no valían, estaban manchados o rotos (por eso los cambiaba, ya estaban viejitos) pero había bastantes trozos aún aprovechables. Así que los troceé e hice las bolsas para zapatos, sin mucho secreto: rectángulos cosidos con costura francesa, un bies en la parte de arriba por donde pasar unas cuerdas para cerrar y diferentes medidas para los distintos tipos de zapatos.




Ahí se ve la pieza por la que se pasan las varillas del estor.
Una costura práctica y de aprovechamiento con la que paso por el Mimi de Malas Costureras de hoy.

miércoles, 10 de abril de 2019

Funda para gafas

Lo bueno que tiene coser es que te puedes hacer cosas prácticas en un periquete. Hoy traigo uno de los objetos que he cosido y que me resultan más prácticos: una funda para gafas. 



La uso sobretodo cuando voy a la piscina, para dejar bien guardaditas mis lentes en la mochila. Me gusta cuidar mis gafas y lo de enrollarlas en la camiseta de turno, no era plan. Así que busqué en la red (hay mil tutoriales de fundas variadas) y me quedé con uno que me pareció sencillo, este de The sewing loft.



Para hacerla utilicé una loneta de gatos monísima que compre en el mercadillo hace tiempo (y de la que aún me queda un buen trozo, es lo que tiene comprar a dos euros, que te llevas un buen trozo) y una roja a contraste. Como no tengo los famosos snaps que tantas blogueras usan (algún Olentzero seguro que me los acaba trayendo) le puse un trocito de velcro.

Busqué situar los gatos de forma que se vieran bien en el frente de la funda. Al final puse uno que quedaba al revés en la pieza entera, pero con la vuelta quedaba de cara.

Me costó un poco coser los pespuntes, porque se juntaban varias telas. Lo hice hace un tiempo, quiero pensar que ahora he mejorado en mis costuras ;)





Costura pequeña y práctica con la que me acerco al Mimi de Malas costureras de hoy.

miércoles, 3 de abril de 2019

Funda silla de despacho

Nuestra casa es pequeñita pero hemos hecho sitio a un también pequeñín despacho. Allí tenemos una silla de Ikea, 
donde escribo estas entradas, por ejemplo. Una silla de falso cuero que con el tiempo se ha fue depeluchando hasta quedar bastante poco presentable (y molesta, se caían los trocitos al suelo). Así que decidí hacerle una funda. 








A la parte de arriba le desmonté los reposabrazos e hice un especie de bolsa, con el truco de coser las esquinas en triángulo para darle anchura. 



Le hice dos agujeritos para meter el tornillo del reposabrazos y en la parte de abajo le añadí un velcro para poder quitarlo para lavar.



La parte del asiento lo fui haciendo un poco a ojo: centré el dibujo, cosí un dobladillo por la zona exterior de la tela, que al aplicarla al asiento se va debajo de este, y le metí dos cuerdas que cogían los dos lados paralelos y que al ajustarla dejase la tela bien tirante y se pudiera quitar fácilmente. Visto desde abajo no queda muy estético, pero arriba la tela estira y queda perfecta.

Ya le había hecho a esta silla una medio funda, solo el asiento, y lo ajusté con goma y fue un desastre. De usar la silla, la goma aflojó y no se sujetaba bien la tela. Por eso, este sistema de la cuerda, es más tosco pero más efectivo.



Así, un poco estilo casero, hice la funda de mi silla de despacho que, la verdad, ha quedado muy curiosa y le ha dado una segunda vida a la silla, que fuera de la tela, estaba aún en buen estado.

Con mi funda, me presento un miércoles más al Mimi de Malas Costureras.